lunes, 27 de octubre de 2014

Naveta dels Tudons








Nos encontramos ante una obra arquitectónica, concretamente con la Naveta dels Tudons localizada entre el 2000 y el 800 a.C. La encontramos en Ciudadela en Menorca. Pertenece a la arquitectura ciclópea de las Islas Baleares.



Las navetas, así llamadas por el parecido que guardan con un barco invertido, son construcciones longitudinales con fachada de acceso plana y ábside semicircular. Este modelo era utilizado dentro y fuera de los poblados de las islas Baleares como casa de los vivos y casa de los muertos. Las “navetas de habitación” fueron viviendas domésticas de uso familiar, con un espacio interior habitable de unos 70 metros cuadrados, presidido por el hogar y el molino de piedra. Las “navetas de enterramiento” son sepulcros colectivos que constan de un pasillo que finaliza en una o en dos cámaras sepulcrales.

En esta obra arquitectónica el material empleado es la piedra. Está compuesta por 14 metros de longitud, 6'5 metros de anchura y 4'30 metros de altura.

En la arquitectura ciclópea de las islas Baleares también podemos destacar los talayots que fueron torres-vigías aisladas o integradas en el circuito amurallado de los poblados, cuyo interior se aprovecha como depósito para almacenar y redistribuir la carne. También podemos destacar las taulas, por su parte, debieron estar relacionadas probablemente con prácticas ceremoniales. Ello se deduce de las ofrendas de animales sacrificados que se han encontrado a su alrededor y la hoguera que ardía delante; están formados por un soporte vertical y otro horizontal, que se eleva en la zona principal del asentamiento.

 

Cámara de ofrendas de la tumba de Nefertari







Nos encontramos ante una obra pictórica, concretamente con la cámara de ofrendas de la tumba de Nefertari, localizada en el Valle de las Reinas en Tebas. Situamos esta obra en 1265 a.C.



Esta obra es una pintura parietal, pintada en la cámara de ofrendas de la tumba de Nefertari, esposa de Ramsés II. En el muro izquierdo escena y fórmula escrita de la petición de Nefertari a Thot, de cabeza de ibis, dios de la escritura y del saber, para que le proporcione tinta y recado de escribir que necesitará en el otro mundo. En la otra pared la reina hace una ofrenda de paños y pieles a Osiris.

Esculturas y pinturas se concibieron para decorar tumbas y templos. Las imágenes de los dioses y los faraones tendieron al hieratismo, mostrando mayor vivacidad las escenas civiles. Los materiales utilizados fueron basalto, granito, caliza y madera: y la policromía quedó estandarizada en carnaciones tostadas para los hombres y amarillentas pálidas o rosadas para las mujeres. Las pelucas eran negras y las vestimentas blancas.

Los egipcios se distinguieron de las demás civilizaciones fluviales contemporáneas por buscar deliberadamente el canon de belleza ideal del cuerpo humano. Sintetizaron tres conceptos: la armonía de las proporciones, la ley de frontalidad y la visión rectilínea. Estos fundamentos se consideraban de origen divino.

El cuerpo humano debía estar armónicamente proporcionado, ofreciendo un acorde perfecto entre sus partes. Luego, decidieron que el puño del módulo regulador y codificaron la longitud perfecta del individuo en 18 puños distribuidos de la siguiente manera: 2 para el rostro, 10 desde los hombros hasta la altura de las rodillas y los 6 restantes para las piernas y los pies.

El segundo precepto inmutable de la plástica egipcia fue la ley de frontalidad. Como bien podemos obsevar en nuestra pintura los hombros y las caderas de las imágenes representadas presentan una línea recta.

La tercera de las normas, llamada visión rectilínea, afectó solo al relieve y a la pintura. Para los egipcios, todas las figuras estaban compuestas a partir de cuatro puntos de vista: uno frontal, otro dorsal y dos laterales. El resultado fue un plano en el que se insertaba de frente, el ojo y el tronco, y de perfil, la cabeza y las extremidades.