lunes, 9 de noviembre de 2015

ALTAR CONSAGRADO DE ZEUS Y ATENEA.

 

En la imagen podemos divisar el altar consagrado a Zeus y Atenea. Se trata de un altar de ofrendas, dedicado a Zeus y también a Atenea Niceforos-Victoriosa. Fue ubicado en la Acrópolis, colina sagrada que se alza sobre la ciudad de Pérgamo. Fue construido en el siglo II a. C.,  hacia el año 180-160 a. C., durante el reinado de Eumenes II. El Altar fue erigido por el rey Eumenes II para conmemorar sus victorias contra los celtas y para, a través de su espléndido programa escultórico,  glorificar sus gestas y dar un descendiente divino al linaje atálida. Su estilo es clásico griego y corresponde al período helenístico.
 Los altares en los recintos sagrados eran comunes en la Antigua Grecia. Durante el Helenismo estos altares alcanzaron una gran teatralidad y monumentalidad.
 El Altar fue descubierto en 1878 por el ingeniero alemán Karl Humann. Excavaciones posteriores, que finalizaron en 1938, completaron el hallazgo.

 Actualmente se encuentra restaurado y reconstruido en Berlín, en el Staatlichee Museen. 

Resultado de imagen de staatliche museen

 Se trata de un altar de orden jónico, y esto lo sabemos por la tipología de sus columnas: fuste esbelto recorrido con estrías formando acanaladuras que se estrecha ligeramente hacia el extremo, rematada por un  un capitel formado por un equino en forma de volutas y un ábaco. Es próstilo, dispone de una fachada, y períptero, porque está rodeado completamente de columnas.


 
Fue construido en mármol blanco. El sistema constructivo es adintelado o arquitrabado, domina la línea recta. Se trata de un edificio de planta prácticamente cuadrada y se puede dividir en varias partes: el altar era un gigantesco podio macizo, de unos 7 metros de alto, con una amplia escalera para salvaguardar el desnivel que daba acceso a una columnata jónica, que rodea la fachada adoptando una forma de U. Desde el centro de este pórtico, se accedía a un patio interior cerrado, donde se encontraba el altar de los sacrificios. Destaca la poca importancia que los griegos daban al interior de los templos, por eso, eran construidos para ser vistos desde fuera, para ser contemplados, y así plasmaban sus ideales estéticos. 

 El altar desarrolla dos programas escultóricos, el friso que decoraba las paredes exteriores del podio, a lo largo de más de 120 metros, se relataba la Gigantomaquia, es decir, la lucha entre dioses y gigantes. La elección de la Gigantomaquia no fue gratuita, era ideal para ser extrapolada a la realidad del reino de Eumenes II: El rey de Pérgamo tenía como modelo al poderoso Zeus, mientras que Atenea se convertía en su protectora y le concedía la victoria.  El friso quería dar a entender que, igual que los dioses habían vencido a los brutales gigantes, los atálidas también habían triunfado sobre la barbarie de los celtas invasores. En el patio estaba un friso de dimensiones menores, que relataba la vida de Télefo, hijo de Hércules



  El Altar formó parte del aparato propagandístico del estado y la exaltación de la política de Eumenes II.



ATENEA LEMNIA.

Fidias era, sin ninguna duda, el artista más prolífico y destacado de la Atenas de Pericles, pero además el escultor ha pasado a la historia como el mejor retratista de la diosa Atenea. Son numerosas las obras en las que el artista representó a la diosa de la guerra y la sabiduría, pero en esta ocasión nos centraremos en la escultura conocida como la Atenea Lemnia, cuyo original realizado en bronce se ha perdido y tan sólo se conoce a través de copias romanas realizadas en mármol. 






La obra debió de formar parte de las esculturas de la Acrópolis de Atenas junto con otras esculturas de la diosa la Atenea Parthenos o la Atenea Promakhos. Según Pausanias la Atenea Lemnia es la más digna de todas las esculturas o relieves realizados por Fidias; la pieza medía unos dos metros de altura y fue realizada en bronce a través de la técnica de la cera perdida. Su nombre está ligada a los comitentes que la encargaron: Pericles envió a mediados del siglo V a.C. a un grupo de hombres para colonizar la isla de Lemnos, éstos en agradecimiento a la diosa y al propio Pericles por llegar salvos a Lemnos, enviaron dinero a Atenas con el fin de levantar una escultura a la diosa de la ciudad.

 En esta ocasión la diosa no se ha representado como una guerrera, sino como una diosa de la paz. Atenea aparecía vestida con el peplo clásico que tenía una gran abertura en un lateral. Con la mano derecha sostenía su casco hacia el que miraba fijamente y con la mano izquierda sostenía su lanza. En el modelado de la escultura se apreciaba ya los indicios de la conocida técnica de las paños mojados, con la que el artista representaba los ropajes de las esculturas femeninas como si estuvieran húmedos de manera que el estudio anatómico de las piezas resultaba más detallado y realista. 


Resultado de imagen de atenea lemnia


El rostro de la Atenea Lemnia sigue las pautas de la belleza clásica, los ojos ligeramente almendrados se enmarcaban bajo unas cejas bien definidas, la nariz recta y fina destacaba sobre los pómulos planos, poco perfilados, donde se aprecia el recuerdo de las obras de Policleto. Pero sin duda lo más destacado de la escultura es su peinado, la diosa lleva el cabello recogido a través de una cinta lisa en donde se aprecian los mechones ondulados que el artista ha trabajado de manera individualizada. Este mismo recurso de la cinta o taenia fue muy utilizado en la época renacentista por Miguel Ángel tanto en la pintura, como se puede apreciar en los frescos de la Capilla Sixtina, como en la escultura.

En la actualidad podemos encontrar dos grandes copias de la escultura, un busto que se conserva en el Museo de Arqueológico de Bolonia y una copia de cuerpo entero en la Staatliche Kunstsammlungen de Dresde.

ESTRUCTURA DEL TEMPLO GRIEGO.

El templo es el edificio más característico de la arquitectura griega. Básicamente consistía en un recinto de planta rectangular, rodeado de columnas, cubierto por un tejado a dos aguas. Se construía en una colina o recinto sagrado, llamado Témenos, a cierta distancia de la ciudad.
 Estaba concebido como el lugar donde vivía el dios, los dioses olímpicos a los que se consagraron la mayoría de los templos fueron Zeus, Hera, Atenea y Apolo.




Su estructura es muy simple. Consta de una sala rectangular o naos, que era una cámara central comunmente de forma rectangular y era el lugar donde se encontraba la efigie divina, precedida de un pórtico delantero abierto o también llamado pronaos, que se trata  de la prolongación longitudinal de los muros de la naos, y secundada en el extremo opuesto por otro pórtico cerrado que recibe el nombre de opisódomo, aquí se guardaban los objetos de culto y los tesoros. 


Estructura de un templo griego: Pronaos, Naos y Opistódomos.


La fachada principal se disponía siempre en uno de los ejes cortos y, de acuerdo con el número de columnas que exhibe, el templo puede ser dístilo, si tiene dos columnas; tetrástilo, si tiene cuatro; hexástilo, si tiene seis; octástilo, si tiene ocho; decástilo, si tiene diez; y así sucesivamente. .Si sólo presenta columnas en la fachada principal, es próstilo, pero si éstas también en su frente posterior, se denominará anfipróstilo. Por último, si está rodeado en sus cuatro costados por una fila de columnas, recibe el nombre de períptero, mientras que si la hilera es nombre, se llamará díptero. 

Como toda la arquitectura griega el templo era adintelado o arquitrabado, siendo sus techos planos al interior y a dos aguas al exterior. El material de construcción empleado fue el mármol. Una policromía final en tonos rojos y azules realzaba el edificio.


Diadúmeno de Policleto ( 430 a. C )




Nos encontramos ante una obra escultórica del arte griego, para ser más concretos, estamos frente al Diadúmeno realizado por Policleto. Esta composición fue eregida en el año 430 a. C y se encuentra en el Museo Arqueológico de Atenas. Cabe destacar que no es la composición original, sino una copia romana en mármol.

Podemos observar a una figura de pie de un varón, captado en el momento que se ciñe la cinta de los campeones atléticos. En cuanto a la forma se trata de una figura de bulto redondo, de formas blandas, de líneas verticales, horizontales y oblicuas, pero con sensación de desplazamiento por el giro de la cabeza hacia la derecha; también se aprecia el círculo que forman el arco torácico y el pliegue inguinal. La talla es de color blanco y de textura satinada o lisa.

La imagen es una figura aislada y su composición muestra un punto de vista frontal con los brazos levantados pero sin manos, el cuerpo tranquilo pero no quieto, pues las piernas parecen balancearse; se apoya sobre la pierna derecha mientras la izquierda toca un poco el suelo con los dedos del pie, aportando así una mayor profundidad espacial y una impresión más viva de movimiento. La cabeza muestra una suave inclinación pareciendo que mira al suelo,manifestando así una dulzura que le proporciona un cierto aire de espiritualidad; el torso presenta una curvatura importante aportando un dinamismo contenido y aspecto de movimiento basado en la fórmula del contraposto o contrabalanceo y el principio de articulación o diartrosis por el que se acentúan las líneas que separan brazos, piernas, pectorales, cintura y pliegue inguinal.

El ritmo de la escultura refleja una gran armonía donde se logra el ideal de la belleza humana como un conjunto armónico entre todas las partes del cuerpo y de cada una de ellas; siguiendo así un canon de belleza donde se aprecia el concepto de simetría y proporción entre las partes del cuerpo y de cada una de ellas con el conjunto que es donde radica la fuerza rítmica de la figura.

Se trata pues de una figura en actitud serena y heroica con un fin claramente estético. 


Atendiendo al canon de belleza griego, fijaron el módulo la cabeza y variaron el canon de belleza ideal del cuerpo humano con el transcurso del tiempo: durante el siglo V la proporción armónica fue de siete cabezas, y en el siglo IV se elevó a ocho. Concibieron un desnudo como un esqueleto perfecto, regido por la movilidad de las articulaciones; este principio de la diartrosis les hizo acentuar la división entre el tronco y las extremidades, y dentro del torso marcaron nítidamente los pectorales, la cintura y el pliegue inguinal. Finalmente rompieron la ley de la frontalidad al adoptar la postura de contraposto, donde una pierna actúa de sostén y la otra se flexiona, desnivelándose la línea recta de las caderas.

En esta imagen, podemos ver como nuestra obra cumple el ideario del canon de belleza griego:



Su autor, citado anteriormente, Policleto fue un escultor de atletas de bronce además de un teórico de la escultura. Escribió un libro técnico, titulado El Kanon, en el que exponía la proporción perfecta del cuerpo humano. Policleto sintetizó su argumentó en un ejemplo práctico: el Doríforo, un joven en actitud de avanzar, que porta la lanza en la mano izquierda, apoyándosela en el hombro (440 a.C).

Por último, dejo un vídeo donde podemos repasar la escultura griega en general:




Los órdenes clásicos: jónico, dórico y corintio.

Nos encontramos ante la presentación de los órdenes clásicos griegos: dórico, jónico y corintio.

La arquitectura griega se forjó a partir de los órdenes clásicos, entendiendo como tales al conjunto de reglas referidas a la escala, forma y decoración del edificio. En el curso del siglo VII se fueron concretando los órdenes dórico y jónico; durante la segunda mitad del siglo V a.C apareció el orden corintio.

La escalan era humana. El dramaturgo Sófocles había afirmado que "numerosas son las maravillas de la naturaleza, pero de todas ellas la más grande es el hombre" Una idea que Protágoras resumió en la máxima: "el hombre es la medida de todas las cosas".

La forma viene determinada por la columna, que se compone de basa, fuste y capitel; el diámetro inferior del fuste constituye la unidad de medida para calcular todas las proporciones. La altura de la columna dórica equivale a seis veces la longitud del diámetro del fuste; la jónica, a nueve veces; y la corintia, a diez. Además de proporcionar el módulo, el fuste aparece estriado, conteniendo veinte acanaladuras el dórico y veinticuatro el jónico y el corintio. El capitel, que dulcifica la brusca transcisión entre la verticalidad de la columna y la horizontalidad del entablamento, ofrece tipos distintos: el dórico se caracteriza por un grueso ábaco; el jónico, por sus volutas; y el corintio, por semejar un cestillo de hojas de acanto.

La decoración se centra en el friso que cabalga sobre el entablamento. El friso dórico aparece fragmentado por metopas intercaladas entre triglifos; mientras que el jónico y el corintio presentan un campo liso y continuo para desarrollar ciclos narrativos en relieve.

El orden dórico se impuso en el Peloponeso, extendiéndose a las colonias italianas que se fundaron entre la Magna Grecia y Sicilia. El orden jónico apareció en Asia Menor y en las islas del Egeo. A partir del siglo V comenzaron a yuxtaponerse ambos órdenes en un mismo edificio, reservándose el dórico para el exterior y aplicando el jónico en el revestimiento interno. El Partenón, eregido en la Acrópolis de Atenas entre el 447 y el 432 a. C, muestra esta combinación. La geografía del orden corintio partió del Peloponeso y conocería su máxima expansión en el período helenístico.